Conforme avanza octubre el
gobierno de Cambiemos y su representante en el Astillero Río Santiago, Ernesto
Gaspari, profundizan el incumplimiento de los compromisos firmados en la última
paritaria con los representantes de sus trabajadores.
El monitoreo a efectuarse en
agosto, para cotejar los índices inflacionarios y corroborar si era necesario
reabrir la negociación salarial, nunca llegó. Y eso que el gobierno macrista ya
reconoce que la inflación anual alcanzaría un 40%, es decir, mayor de la
estimada cuando se otorgó el aumento de 28 %. Y de la mesa técnica comprometida
para resolver diversos temas, entre ellos el desfasaje salarial del sector
jerarquizado, apenas tuvo un primer episodio con una vaga promesa de seguir “cuando haya nuevo ministro”.
ANTES DE CUMPLIR, MEJOR ME VOY
La pasmosa lentitud para cumplir
promesas no es novedosa en los “revolucionarios de la alegría” de Cambiemos. Ya
el anterior ministro Jorge Elustondo se había comprometido a resolver los
problemas de Seguridad e Higiene tras el fallecimiento de un trabajador en
enero de este año.
Elustondo se fue, víctima de los
malabares vidalistas para parchar sus debilidades y gobernar la provincia. Sin
embargo, el presupuesto para resolver el retraso tecnológico y el deterioro de
las condiciones de trabajo recién comenzó a aparecer ahora… y en cuentagotas.
De los 10 millones de pesos autorizados para la compra de elementos de seguridad, que
debían haber llegado en marzo y aparecieron en septiembre, solo se concretó la
compra por valor de 2 millones de pesos. Los otros 8 millones andan perdidos en
la maraña burocrática del ministerio de Economía y entre las intrigas y peleas
internas del Tribunal de Cuentas.
Y también llegó, aunque tarde para cumplir con
el compromiso de Cambiemos ante Venezuela, el dinero necesario para pagar el
retiro de los contenedores con el material para navegación del Eva Perón.
La aparición de esta aún
paupérrima inversión es un pequeño triunfo obtenido en la mesa técnica del 25
de julio donde una delegación gremial, encabezada por las autoridades de ATE
Ensenada, Francisco Banegas y Pablo Rojas, efectuó el reclamo ante las autoridades
correspondientes. Eso y las gestiones realizadas por los trabajadores ante el
ministerio de Producción.
UN HOMBRE MUY VIAJADO
Se afirma esto porque a quien realmente
le correspondía hacer la gestión, el presidente Gaspari, se había tomado en esos
momentos, 15 de días de vacaciones a apenas 2 meses y medio de gestión; y unas semanas después de haber ido a Venezuela. Algo que habla muy mal de
quien se presentó como un hombre austero y de virtudes republicanas, ya que
había sacrificado una lucrativa actividad privada para realizar un servicio al
bien público asumiendo un cargo político.
Todo trabajador del Astillero con menos de 6 meses de
antigüedad sabe que, por ley, sólo le corresponde un día de vacaciones por mes
trabajado. ¿Este privilegio se deberá a que el “austero republicano” volvió
agotado del viaje a la caribeña República de Venezuela donde firmó con PDVSA el
acuerdo imposible de cumplir de entregar al productero Eva Perón en marzo del
2017?
Quizás ese período de descanso se lo tomó para cobrar
fuerzas antes de viajar a Europa para asistir la Feria de la Construcción y Tecnología Naval que
tuvo lugar en la ciudad alemana de Hamburgo.
Lo real es que
el “austero republicano” se la pasó viajando mientras otros hacían su trabajo.
Y cuando no
viaja, el presidente se dedica a asistir al Astillero, acompañado por sus asesores, aunque no se sabe muy
bien a hacer qué.
Si el contador
Ernesto Gaspari fue un activo y eficiente CEO de Franco Macri que le permitió
acrecentar la fortuna a su antigüo patrón, hoy ya es una sombra de lo que fue.
Para el Estado bonaerense, hasta ahora, es un político deslucido que negocia
sobre lo que no sabe y compromete un esfuerzo que no es de él.
Nunca sabrán realmente
los operarios del Astillero cuál es su objetivo, si es que lo tiene, porque la
fría y distante relación que mantiene no lo permite. Pero si realmente arribó
al Astillero con la sincera voluntad de producir un cambio positivo en la
Empresa, el anodino papel que hasta ahora juega nos hace intuir que es un CEO
devenido en político, que
irremediablemente se encuentra cuesta abajo en la rodada.
Precisamente lo que menos necesita el Astillero Río Santiago que se encuentra en un estado de Emergencia Laboral