Decíamos hace un tiempo atrás que no teníamos necesidad de recurrir a la historia para reafirmar que la clase trabajadora ha sido acreedora de conquistas laborales significativas. Eso está bien claro. Pero también resulta “saludable” destacar que aún hay asignaturas pendientes relacionadas con el grado de responsabilidad que deberían tener quienes defienden los derechos de los trabajadores. Comprendíamos entonces que el rol de la dirigencia política, gremial, social, etc., en la mayoría de los casos se encuentra bastante desdibujada, producto tal vez del distanciamiento innecesario y lamentable que existe entre los “representantes” y los “representados”, como si hubiera dos bandos bien definidos: los iluminados y los no iluminados o alienados. Esta dicotomía que algún intolerante de sillón pretende instalar en las mayorías, da lugar a plantear lo que muchas veces la experiencia nos ha enseñado: Cuando los dirigentes pierden la visión de la situación real y dejan de ser consecuente con su discurso, indiscutiblemente dejan de ser creíbles. Claro, que esto no sucede en todos los ámbitos gremiales, por el contrario hay Instituciones que mantienen una conducta de lucha permanente y defienden un solo interés: el de los trabajadores (tal es el caso de ATE ).
Los trabajadores municipales no estamos ajenos a este esquema. Durante mucho tiempo y bajo circunstancias adversas se ha pretendido inculcar la idea de que teníamos que apropiarnos de aquella brillante y concientizadora frase que decía “La única lucha que se pierde, es la que se abandona” así habríamos de defender nuestros derechos en el ámbito municipal, pero para sorpresa de muchos, con el tiempo, se hizo exactamente todo lo contrario, es decir no se bregó por un salario acorde a la canasta familiar, no se peleó por condiciones de trabajo dignas, tampoco se propuso discutir paritarias para nuestros salarios, por el contrario, todos huyeron como ratas por los tirantes. ¿Dónde están los que repetían incansablemente esa maravillosa frase? ¿Olvidaron que si se “iban”, “abandonaban la lucha…que tanto costaría? Una vez más los “representantes” le dieron la espalda a los “representados”.
Hemos evidenciado situaciones bochornosas donde el miedo pudo más que la valentía de los “representantes” así pues transcurre la historia, nuestra historia. No aquella que nos cuentan los fabuladores del verbalismo discursivo, sino la historia real y patética que nos llenaba de vergüenza ajena. Pero la grandeza de los hombres pudo más. Decíamos también que “las situaciones de injusticia no eran propiedad solo de quienes la sufren, sino también de quienes la comprendemos”. Este es nuestro gran desafío. Tenemos que saber que la realidad existe, pero que no puede bajo ninguna circunstancia mantenerse inmodificable, ni tampoco nosotros debemos acomodarnos a ella en una actitud facilita que nos haga pensar que “ya nada se puede hacer”. Es absurdo e inadmisible pensar en este discurso desalentador que alimentan la opinión de quienes atentan contra los mas débiles. Estamos vivos, tenemos derechos. No somos “relleno” de una gestión municipal a la que los mandatarios califican en los medios de comunicación como brillante y exitosa. Somos parte y protagonistas de la historia que se construye a diario aunque algunos nos quieran enajenar de ese proceso histórico. ¿Imaginan ustedes al presidente de la industria naval bautizar un Barco sin mencionar en el acto de ceremonia a los trabajadores que pusieron su esmero y sus manos especializadas para poder construirlo? Queremos decir con esto, que no creemos en las actitudes hipócritas y los discursos de los “salvadores” convencidos de que sin ellos, nosotros no existiríamos. Hacemos un llamado a la conciencia de nuestros compañeros que sufren las injusticias de una forma de gobernar que los descalifica como trabajadores pero que a la vez se sirve de ella para esbozar en los medios de comunicación su capacidad de gobernabilidad. Erróneamente somos subestimados, menospreciados por no acompañar el “proyecto” ó bien “bendecidos” si decimos que todo está bien, cuando en realidad todo está mal. Esta situación la vemos reflejada claramente en los magros salarios que percibimos. Para los funcionarios de turno somos lo que tenemos y valemos lo que ganamos. Pero decimos que la vida de un hombre no está circunscripta a una mera cuestión económica y material. No le permitamos a quienes nos oprimen que logren separar a quienes, aunque sea circunstancialmente, debemos estar juntos para lograr objetivo y defender nuestra dignidad.
Los trabajadores municipales no estamos ajenos a este esquema. Durante mucho tiempo y bajo circunstancias adversas se ha pretendido inculcar la idea de que teníamos que apropiarnos de aquella brillante y concientizadora frase que decía “La única lucha que se pierde, es la que se abandona” así habríamos de defender nuestros derechos en el ámbito municipal, pero para sorpresa de muchos, con el tiempo, se hizo exactamente todo lo contrario, es decir no se bregó por un salario acorde a la canasta familiar, no se peleó por condiciones de trabajo dignas, tampoco se propuso discutir paritarias para nuestros salarios, por el contrario, todos huyeron como ratas por los tirantes. ¿Dónde están los que repetían incansablemente esa maravillosa frase? ¿Olvidaron que si se “iban”, “abandonaban la lucha…que tanto costaría? Una vez más los “representantes” le dieron la espalda a los “representados”.
Hemos evidenciado situaciones bochornosas donde el miedo pudo más que la valentía de los “representantes” así pues transcurre la historia, nuestra historia. No aquella que nos cuentan los fabuladores del verbalismo discursivo, sino la historia real y patética que nos llenaba de vergüenza ajena. Pero la grandeza de los hombres pudo más. Decíamos también que “las situaciones de injusticia no eran propiedad solo de quienes la sufren, sino también de quienes la comprendemos”. Este es nuestro gran desafío. Tenemos que saber que la realidad existe, pero que no puede bajo ninguna circunstancia mantenerse inmodificable, ni tampoco nosotros debemos acomodarnos a ella en una actitud facilita que nos haga pensar que “ya nada se puede hacer”. Es absurdo e inadmisible pensar en este discurso desalentador que alimentan la opinión de quienes atentan contra los mas débiles. Estamos vivos, tenemos derechos. No somos “relleno” de una gestión municipal a la que los mandatarios califican en los medios de comunicación como brillante y exitosa. Somos parte y protagonistas de la historia que se construye a diario aunque algunos nos quieran enajenar de ese proceso histórico. ¿Imaginan ustedes al presidente de la industria naval bautizar un Barco sin mencionar en el acto de ceremonia a los trabajadores que pusieron su esmero y sus manos especializadas para poder construirlo? Queremos decir con esto, que no creemos en las actitudes hipócritas y los discursos de los “salvadores” convencidos de que sin ellos, nosotros no existiríamos. Hacemos un llamado a la conciencia de nuestros compañeros que sufren las injusticias de una forma de gobernar que los descalifica como trabajadores pero que a la vez se sirve de ella para esbozar en los medios de comunicación su capacidad de gobernabilidad. Erróneamente somos subestimados, menospreciados por no acompañar el “proyecto” ó bien “bendecidos” si decimos que todo está bien, cuando en realidad todo está mal. Esta situación la vemos reflejada claramente en los magros salarios que percibimos. Para los funcionarios de turno somos lo que tenemos y valemos lo que ganamos. Pero decimos que la vida de un hombre no está circunscripta a una mera cuestión económica y material. No le permitamos a quienes nos oprimen que logren separar a quienes, aunque sea circunstancialmente, debemos estar juntos para lograr objetivo y defender nuestra dignidad.
Por Graciela Bravo - Ernesto Gómez
Junta Interna Municipales - ATE Ensenada
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