(FNM) El ex-supervisor de soldaduras del astilllero Rio Nave, de Caju (región central de Rio de Janeiro), Edno dos Santos, iba a completar 40 años de trabajo en la industria naval en 2015. Sin embargo, la crisis que afecta al sector hizo que Santos interrumpiese sus actividades antes de lo previsto. Como él, otros 14.000 trabajadores fueron cesanteados de esa industria en lo que va del año, según las estimaciones del Sindicato Nacional de la Industria de la Construcción y la Reparación Naval y Offshore (Sinaval).
Expuesto como vidriera de la política industrial del gobierno, el sector naval revive el escenario de crisis de la década del 80, con dificultades de financiamiento, cortes de órdenes de construcción y falta de competitividad en el mercado internacional. "Es la segunda gran crisis de la industria naval que vivo, pero esta vez es peor. En la anterior, no me vi directamente afectado, pero ahora estoy viendo a diversos colegas desempleados. Yo, que nunca había parado de trabajar, estoy en casa sin perspectiva de conseguir una vacante", se lamenta Santos. A los 59 años, busca desde hace meses un nuevo empleo, pero los astilleros a los que se presentó "o están cerrando las puertas o en procesos de despidos masivos".
En el último mes, fue el astillero Eisa Petro Um, de Niterói, el que cerró sus actividades y suspendió el contrato a más de 2.000 trabajadores. Ahora, los contratos de construcción de ocho embarcaciones para Transpetro fueron rescindidos sin previsión de reinicio. La situación puede empeorar con el recorte del 37% en las inversiones de Petrobras, que suspendió 9 plataformas y puede acarrear la reducción de otros 90 barcos de apoyo, según lo estimado por Sinaval.
"Estamos apenas en el inicio del proceso de crisis", evalúa Floriano Carlos Martins, profesor de Ingeniería Oceánica de Coppe/UFRJ. En su opinión, la industria repitió errores de la década del 80, cuando tenía una gran dependencia de incentivos y financiamientos públicos, que ahora serán reducidos a partir de la crisis fiscal que afecta al país. "Es una situación previsible. Hubo tiempo para que las empresas se estructuraran, mejoraran su desempeño y buscaran competitividad. Los deberes domésticos no se hicieron y ya se sabía que la idea de basar la industria permanentemente en beneficios estatales era errada." Entre los errores, Martins cita también la falta de "planeamiento consistente" para la gestión de los astilleros, desarrollo de tecnología nacional y calificación profesional. Por eso, muchos trabajadores sufren para reencontrar un puesto en el mercado.
Es lo que le ocurre a Edno Santos, que hoy no consigue sostener a su familia con su pensión. "Tengo salud, preciso complementar mi ingreso, pero no logro encontrar nada. Lo peor es que como tenía un buen sueldo, no consigo empleo con salarios menores." Beneficios La crisis de la industria naval se vio agravada por la Operación Lava Jato, de la Policía Federal. Acosadas las proveedoras de Petrobras, bancos e instituciones de fomento reforzaron los controles sobre los financiamientos, lo que limitó el capital de los astilleros.
Con flujos de caja comprometidos, gestión ineficaz y crédito restringido, muchos astilleros se quedaron sin recursos para orientar las operaciones y hasta para pagar las indemnizaciones a los trabajadores. Cleiton Freitas da Cruz, 36 años, perdió su empleo tras cinco años trabajando en un astillero de Rio. Apostando a que se trataba de una crisis pasajera, contrajo deudas por R$ 2.500, pero la deuda ya pasa de R$ 8.000. El ex-mecánico montador esperaba la rescisión para levantar la deuda, pero casi un año después todavía no recibe nada. Su despido ni siquiera fue registrado en el ministerio de trabajo, lo que imposibilita el acceso al seguro de desempleo. Desde su despido, Cruz consiguió apenas un par de changas, una como plomero por 22 días y otra como albañil por cinco semanas.
Los sindicalistas del sector están movilizados para superar la situación. Esta semana, representantes de los trabajadores fueron a Brasilia a conversar con las autoridades y articular una reunión para la próxima semana con el presidente de Petrobras, Aldemir Bendine. La idea es saber cómo quedará la situación de los astilleros con la revisión del plan de inversiones de la petrolera. "Necesitamos tener una perspectiva de cuál será el comportamiento del sector en los próximos meses", afirmó el presidente del Sindicato de Metalúrgicos de Rio, Jesus Cardoso. (O Povo. Adaptado al español por NUESTROMAR) 27/07/15